Estuvimos recorriendo durante dos días la histórica Praga, durante los cuales pudimos tener un buen panorama de los atractivos que la ciudad ofrece. Nos fuimos con la sensación que si bien es una ciudad que sin dudas tiene su encanto, nos pareció un poco sobrevalorada, ya que conocimos otras ciudades más bellas aun, pero sin tanta promoción. No obstante lo comentado, queremos contarles nuestra experiencia durante nuestra estadía.
Contenido de nuestro artículo
1 • Donde dormir en Praga |
2 • Primer Día |
3 • Segundo Día |
Donde dormir en Praga
Para alojarte en una ciudad grande como Praga, tenés cientos de opciones para elegir, pudiendo hospedarte en ambos margenes del rio Moldava, el cual atraviesa la capital de la Republica Checa.
Acá te dejamos dos para que puedas evaluar, ubicados en distintos barrios.
Hotel Kampa Garden: Está situado en una zona tranquila del centro histórico de Praga, en la isla de Kampa, uno de los lugares favoritos de los habitantes de Praga, ideal para pasear junto a las orillas del río Moldava.
Grand Hotel Bohemia: El hotel ofrece vistas a los rojos tejados de la Ciudad Vieja y se encuentra en el corazón de Praga, a pocos pasos de la Torre de la Pólvora y a 200 metros de la estación de subte de Namesti Republiky y el centro comercial Palladium.
Primer Día
Tomamos el tren desde Berlín rumbo a la capital checa temprano por la mañana, y llegamos a la mítica ciudad antes del mediodía, listos para iniciar una recorrida que iba a durar dos días, en una Praga que fuera de nuestros cálculos, iba a estar repleta de turistas, sobre todo en la plaza de la ciudad vieja.
La primera impresión de la ciudad no fue la mejor, ya que al bajar de tren, fuimos a tomar un taxi para llegar al hotel. Cuando le dijimos a dónde íbamos al taxista antes de subir, nos mostró una tablita de precios plastificada en donde decía que el viaje salía 960 coronas checas (eso era un poco más de 50 euros).
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Nos pareció excesivo y entonces nos dijo que nos podía hacer una rebaja a 600, pensamos en que de alguna manera había que llegar al hotel y lo tomamos. El mismo día nos enteramos que ese viaje sale 300 coronas, por lo que nos engañaron, con una treta bastante pava, pero caímos, así que tengan cuidado con esas cosas si van por allá.
Superada la bronca por lo del taxi y luego de hacer el check in en el hotel, comenzamos nuestra experiencia en Praga, recorriéndola de una buena y practica manera, como lo es con el free tour de la empresa Sandemans.
La cantidad de gente que había en las calles era descomunal, insoportable. Puede ser que allá sido un condicionamiento para semejante cantidad el hecho que justo estuvimos sábado y domingo, pero nos cansamos de esquivar gente en cada punto turístico al que íbamos.
Para los que son argentinos, nuestra primera impresión del centro de la ciudad fue como estar en San Telmo; salvando las distancias, el adoquinado, los edificios antiguos, las calles llenas de gente y los miles de puestitos y vendedores de lo que se les ocurra por todos lados, nos llevó a pensar en eso.
En cuanto al tour de Sandemans es interesante porque a la vez que recorres, sacas alguna que otra foto, lo más importantes es que sirve para entender la historia de la ciudad y de Republica Checa en general, ya que hay muchos acontecimientos importantes en distintos momentos históricos.
Si bien el recorrido por la ciudad es pequeño, la información que te llevas de esa recorrida te sirve para ver la ciudad con mayor comprensión.
Terminamos el tour en el Rudolfinun, el actual edificio de la filarmónica, pero el centro de operaciones nazis en la época de la ocupación germana.
Luego ya fue momento de pegar la vuelta al hotel, ahora ya con el dato de cómo se utilizaban los tranvías de la ciudad, dato que aprovechamos de preguntar al guía del tour, y su funcionamiento es el siguiente:
En la ciudad te movés con unos boletos que sirven para el tranvía, el metro, y el funicular, cada uno de esos boletos tiene un tiempo de uso, durante ese tiempo uno dispone de subir y bajar de todos los transportes. Hay boletos de media hora (son los más chicos), pero también hay de hora y media y otro de 24 horas
Ahora, eso sí, si pasado un minuto del tiempo establecido vos estas subido a uno de esos medios de locomoción y justo pasa un revisor, tenés seguramente que pagar una multa.
Para sacar los tickets hay máquinas en algunas paradas de tranvías, en el funicular y en todas las estaciones del metro. Elegís la opción que querés y luego pones las monedas.
Te tira un boleto que después tenés que validar en el primer viaje que haces; todos los transportes tienen una maquinita en donde metes la punta del ticket y te marca fecha y hora actual. A partir de allí empieza contar el tiempo de vigencia.
Igualmente, para volver al hotel desde el tour elegimos hacerlo caminando. Queríamos recorrer un poco más, ver la orilla del rio, ver algo más de esta ciudad.
Pasado el rato de descanso en el hotel, lo siguiente que hicimos fue subir al monte Petrin para ver la mini torre Eiffel que está en su punta (según el guía de Sandemans, fue hecha por el mismo Eiffel)
Subimos en funicular y caminamos por un sendero pequeño hasta llegar a la torre. Gran decepción nos llevamos, ya que ni siquiera podíamos pensar en sacarle una buena foto por la cantidad de árboles que por todo su alrededor nos tapaban la torre.
Además, más que mini torre, es bastante mini torre, y en realidad es un bar que te cobra entraba para subir y consumir. Un chasco.
Bajamos el monte caminando tranquilamente por los senderos y llegamos a la ciudad ya con la tarde cayendo. Fuimos para el centro, comimos algo y palpitamos la final de la Champions League entre el Bayern Munich alemán y Chelsea inglés, en la plaza central. Nuevamente allí se concentraba una gran cantidad de turistas.
Sacamos nuestras acostumbradas fotos de la ciudad de noche, y allí, con poca gente y las luces iluminando solo puntos claves, se nos apareció una ciudad mucho más linda que la que habíamos visto durante el día, más acogedora, con mayor encanto.
Segundo Día
Este día teníamos pensado arrancarlo yendo a conocer el castillo de Praga. Empezamos el día tardísimo, ya que decidimos descansar un poco más por la mañana, por eso estuvimos en el castillo casi a las 12hs. Se llega fácilmente con los tranvías, así que el viaje fue cuestión de minutos.
Subimos hasta el castillo propiamente dicho y desde allí obtuvimos unas muy lindas panorámicas de la ciudad. El castillo en sí es como una gran ciudad, con una impresionante iglesia en su interior. No sacamos ninguno de los pases, pero aun así pudimos ingresar a casi todos los lugares que nos interesaban.
El pase te servía para entrar en las dos iglesias, a sus torres y algunos interiores más, además del callejón del oro. Quizás nos hubiese gustado entrar solo en este último, pero no se justificaba pagar el pase de más de 100 coronas checas por un solo lugar que a ciencia cierta no sabíamos si era la gran cosa.
Recorrimos todo en una hora y media más o menos, y en el pie del castillo aprovechamos para comprar algo para almorzar rápidamente.
En la vuelta hicimos una pequeña parada en el hotel y nos fuimos hasta la calle Nerudoba. Un pasaje que según habíamos visto en la web, podía ser pintoresco.
La verdad, no nos pareció la gran cosa, si bien es bonito, también hay zonas de ese estilo en toda la ciudad, pero ya que estábamos allí, la recorrimos y retratamos en nuestras fotografías.
Acto seguido, tomamos un tranvía (sin dudas que son una excelente forma de desplazarte por toda la ciudad) y llegamos al estadio de Sparta Praga, que estaba cerrado por lo que tomamos solo algunas fotos de su exterior.
Nuestro Turismo Futbolero de este estadio y los demás de países del exterior, míralo acá.
Luego caminamos por el parque que teníamos en frente, para atravesarlo y llegar al embarcadero de los paseos sobre el rio Moldava.
Nos confundió el hecho de haber sacado el ticket por internet y tener allí un nombre de empresa que en esos muelles no figuraba. Nos acercamos a una mujer para preguntarle y ahí nos dimos cuenta que en realidad todas las empresas de crucero están regenteadas por la misma, que es la que figura en la página.
Llegamos justo para la navegación que comenzaba a las 17hs. La duración del paseo iba a ser de una hora arriba del crucero, por lo que nos acomodamos en un buen banco, listos para disfrutar las vistas y al mismo tiempo relajar el cuerpo.
El crucero llega en menos de 20 minutos al punto panorámico de la ciudad, el puente de Carlos, y todos los edificios importantes por detrás de este. Pero lo que nos sorprendió es que solo llega hasta allí, entonces da una vuelta lenta como para que se le pueda sacar fotos a la costa y emprende el regreso para ir hacia el otro lado del rio, rumbeando hacia la zona norte de la ciudad, para ver otros edificios que la verdad, no tienen mucha importancia.
Cuestión que en 40 minutos la navegación estaba terminada. Y tardó eso porque iba híper despacio, porque sino calculamos que en 20 minutos podría haber recorrido todo. Encima se quedó esos 20 minutos que faltaban para que se completara la hora parado el barco cerca del muelle en el que tenía que amarrar, esperando que otro barco saliera y dejara el lugar libre.
Nos pareció bastante pobre la navegación, más pensando en lo que nos salió, así que fue otro chasco más que tuvimos en Praga
Terminada la experiencia náutica, desde el muelle fuimos hasta la parada del tranvía y caminamos hasta la plaza de Wenceslao. Se supone que es la plaza más larga del mundo, con sus 800mts, pero la verdad, para mí eso se llama boulevard.
En Argentina he visto bulevares más largos y bonitos, pero bueno, esa es mi humilde opinión. Esto no implica ni quiere decir que sea un lugar feo ni mucho menos.
Fuimos hasta el extremo de la plaza, en donde está la facultad de filosofía, la estatua ecuestre, hecha en bronce, de San Wenceslao (santo patrono de la República Checa) y muy cerca de ahí, además está la cruz que recuerda a Jan Palach, el joven estudiante de filosofía que murió quemándose en 1969 en protesta a los abusos del régimen comunista.
Luego de conocer estos más que interesantes puntos, desde allí desandamos la plaza hasta llegar al centro de la ciudad vieja, previo paso por la Torre de la Pólvora.
En la plaza de la ciudad vieja, habían puesto una pantalla gigante y la multitud (esta vez parecían más habitantes locales, pero igualmente, una vez más había que esquivar gente) se agolpaba para ver el partido de hockey sobre hielo entre las selecciones de Rusia y Eslovaquia.
Pintoresca la escena pero molesta para sacarle fotos a los monumentos, nos arreglamos para poder sacar algunas fotos y nos paramos frente al reloj astronómico, ya que faltaban 10 minutos para las 21hs, momento en el que salen las figuras de los apostales por las ventanas y tocan una canción junto con las campanas de la torre.
Tal como nos había dicho el guía de Sandemans, no es la gran cosa el momento, pero bueno, ya que estábamos allí esperamos para verlo y poder experimentarlo por uno mismo.
Con la noche al inminente caer, salimos hacia el puente de Carlos e hicimos las últimas fotos de día, para luego cenar y repetir algunas de noche, donde definitivamente veíamos a Praga con otros ojos, en todo su esplendor y encanto, lleno de luces, mas vacía y disfrutable al 100%, en contraste con la invasión de turistas diurna.
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