Cómo llegar a las capillas de mármol desde Coyhaique

Si de algo no cabe duda, es que la Patagonia, tanto argentina como chilena, está llena de paisajes, pueblos y lugares llenos de encanto. Si te hablo de formaciones naturales que no deberías perderte en dicha zona, hay una que visitamos en nuestro viaje a Chile y se lleva todos los aplausos. ¿Querés saber cómo llegar a las capillas de mármol en la región de Aysen? No dejes de leer este artículo entonces.

Contenido de nuestro artículo

Ubicación y como llegar desde Coyhaique

Para ponerte en contexto, te voy a contar  la ubicación más exacta de estas formaciones, que como dijimos, pertenecen a la región de Aysen, en el sur chileno.

El pueblo más cercano es Puerto Rio Tranquilo, que se haya asentado a orillas del agitado y revoltoso (creeme cuando te digo que es así) Lago General Carrera. Las navegaciones en lancha hacia las capillas de mármol, parten desde dicho pueblo, y tienen una duración de  una hora, o un poco más.

Pero no es la única manera de llegar a disfrutar de estas maravillas naturales, ya que como el título de nuestro artículo lo indica, sino estás alojado en Puerto Rio Tranquilo, se puede llegar también desde la ciudad de Coyhaique, más poblada y mucho grande (de hecho es la capital de la región Aysen), y para hacerlo se recorren los 220km de la famosa Carretera Austral, que separan ambas ciudades.

Sin disponer de vehículo, tal nuestro caso, la opción más cómoda es contratar un tour, que se encarga del traslado, comida y la navegación. Igualmente, aun teniendo vehículo, hay que tener en cuenta las distancias, ya que manejar las 6hs que se emplean en recorrer tal trecho, sumadas a otras tantas del viaje de vuelta, hacen que uno termine agotado y no pueda disfrutar a pleno.

La agencia que nos llevó, fue Aysen Patagonia Tour, la cual debemos agradecer la gestión por parte de Recorre Aysen, que fue quien la presentó y recomendó.

Llegar a conocer las capillas de mármol demanda su buena cantidad de horas, pero bien vale la pena, de eso que no te quepan dudas.

Saliendo de Coyhaique, el día comienza bien temprano, ya que pasan a buscarte alrededor de las 6am, cuestión de hacer alguna parada técnica de media hora en el camino, para comprar algo de comer, tomarse un café, hacer uso del baño, o simplemente estirar las piernas. Las paradas para apreciar paisajes desde los miradores, se hacen todas a la vuelta, y vos te preguntarás si hay un porqué para esto.

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El motivo es uno trascendental, ya que si recordás, habíamos dicho que el Lago General Carrera es tumultuoso, y esto se pone de manifiesto en horas posteriores al mediodía, por lo que es importante lograr llegar antes de dicho horario (teniendo en cuenta las casi 6hs de viaje hasta Puerto Río Tranquilo).  La idea es poder tener una experiencia lo más agradable posible, ya que los saltos que pega la lancha ante las olas embravecidas, te puedo asegurar que no son ningún juego, excepto para nuestra hija que era la única de la lancha que disfrutó a plena risa y gritos.

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[La diversión en forma de olas] ¿Cuáles son los momentos que más recordamos de los viajes? Muchos, pero seguramente los que tienen el sonido de la risa de Sofi, están presentes. . Cuando nos subimos en la lancha que nos llevaba a las Catedrales de Mármol, sabíamos que el agua era lo suficientemente movediza como para aferrarnos al barco con ganas. Lo que no sabíamos es que la que mejor la iba a pasar era Sofia. Para ella ese paseo en un barco que saltaba constantemente en las olas, era como estar en la montaña rusa más loca de cualquier parque. Ella reía, reía a carcajadas y vivaz gritaba «wiiiiii!!!» . El resto nos mantuvimos alertas, agarrándonos, midiendo la ola que pronto se acercaba. Ella solo se dejaba sorprender y disfrutar. Cuando bajamos, aliviados, ella solo quería volver a navegar. Y la verdad que en ese momento uno no puede sino envidiar ese modo de ver la vida, tan simple, sincero y audaz. Los viajes en los ojos de un niño son gotas de felicidad para nosotros, olas de diversión para ellos. Habría que animarse más a mirar como niño el viaje que viajamos, ¿no? 🙌😊

Una publicación compartida por EL MUNDO A NUESTROS PIES (@elmundoanuestrospies_) el 21 de Ene de 2019 a las 11:24 PST

Navegar hacia las Capillas de Mármol

Dijimos que se llega lo más rápido posible, esto se produce rondando el mediodía, y entonces es momento de caminar el muelle y la gente encargada de las navegaciones, va repartiendo los contingentes en las distintas lanchas, previa entrega de los respectivos chalecos salvavidas.

El momento de partir es el más agitado, ya que las olas son grandes y movidas en toda la zona cercana a la orilla. Luego de unos cuantos minutos de navegación, y agarrarse firme al asiento, se llega a la parte más calma del lago, y también la más bonita, ya que las formaciones se empiezan a vislumbrar a lo lejos. El color del agua al compás del sol, se transforma en un verde esmeralda, cuál aguas caribeñas.

Es aquí que empieza realmente lo bueno, observando las formaciones, con su increíble color blanco, con formas caprichosas talladas por el viento y el agua. No solo se las observa de lejos, sino que la lancha se aproxima, y en las más grandes, incluso entra en sus cavidades, para poder contemplar los detalles, poder sentir al tacto esas paredes de mármol, y sacar una y mil fotos de estas increíbles capillas.

Se recorren varias, a lo largo del tiempo que se navega entre las capillas, y el plato fuerte queda para lo último, ya que se conocen las dos formaciones más importantes de todo el conjunto. Se trata de la que da nombre, la Capilla de Mármol y la otra, más imponente aún, es la Catedral de Mármol.

La navegación entonces se aproxima, le da alguna que otra vuelta en círculo para mirar todos los ángulos posibles de ambas formaciones, y finalmente, comienza el retorno hacia el muelle.

Regreso a los saltos hacia Puerto Río Tranquilo

Las embarcaciones nos provistan de sendos pilotos para que el agua que salpica no nos devuelva congelados y empapados (o al menos eso intentan)  Nuevamente lo que resta es saltar en la lancha, ya que las olas se ponen bravías y la embarcación toma velocidad para ir agarrando las olas desde los costados. Todo esto se intensifica a medida que se empieza a divisar la costa y el pueblo, con olas que cada vez más intensas que se vienen contra la embarcación.

Cada ola, cada salto que pega la lancha, para todos es agarrarse firme de donde se pueda, es pegar gritos de desahogo, es intentar cubrirse en vano del agua impiadosa y helada, que salpica y empapa con ganas. Para todos es esa mezcla de sensaciones, menos para Sofia, la única a bordo que hizo del momento convulsionado, un momento de juegos y diversión, a pura carcajada y gritos de euforia, cual si de una montaña rusa se tratara.

Si nos permiten una reflexión en base a ese momento, es que todo se simplifica cuando podemos ver la vida con ojos de niños, permitirnos disfrutar el momento. Nosotros nos agarrábamos fuerte pensando en si nos caíamos y que si el agua estaba fría o que si nos dolía la cola al chocar contra el asiento, todos los pensamientos simplemente no nos dejaban ver el momento. Qué fácil se vuelve la vida si podemos vivirla de ese modo ¿no?

Volvemos arriba de la lancha, volvemos a transitar esos minutos, que parecen eternos, y después de lograr atravesar el oleaje, se llega al muelle. Allí toca quitarse el chaleco, secarse un poco al sol y retomar algo de calor, para nuevamente subir a la combi, que nos va a transportar al lugar donde tendremos la comida.

El tour a esta altura, luego de la comida, ya va acercándose a su final, ya que solo le quedan unos 30 minutos de tiempo libre en Puerto Rio Tranquilo, para caminar sus calles y acercarse a la orilla del lago, a relajarse y contemplarlo, luego de haber sufrido sus movimientos solo hace unos momentos atrás.

Viaje de retorno a Coyhaique

Cuando se emprende el retorno, se desanda los kilómetros realizados por la carretera austral, con tiempo esta vez, para realizar las paradas en algunos de sus puntos más fotográficas, desde donde se tienen las mejores vistas en sus miradores.

También hay tiempo para una detención en el mismo lugar que se hace a la mañana, cerca de la Villa Cerro Castillo, lugar donde no podes dejar de tomar un café comiendo alguna de sus ricas tortas caseras. El detalle es que nos encontramos allí con una argentina que cansada de las tumultuosas ciudades, tiene esa pequeña cabaña de ensueño entre las silenciosas montañas.

Seguramente el cansancio por un largo día, a esta altura del viaje te vaya a pasar factura, por lo que la opción de dormir un poco es las más acertada, al igual que lo hicimos nosotros.

Se vuelve a Coyhaique alrededor de las 20hs, con la certeza de que todo vale la pena, por haber conocido una de esas maravillas naturales, que deberían pasar a formar parte del conjunto de las 7 actualmente existentes.

Ahora ya sabes cómo llegar a las capillas de mármol desde Coyhaique, pero si te quedó alguna duda, no dudes en dejarnos un comentario, que con gusto te respondemos.

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