Este Parque Nacional cubano se encuentra a 20km de la colonial ciudad de Trinidad. En este post vamos a repasar nuestro paso por allí, contándote qué se puede hacer, y como llegar a Topes de Collantes desde Trinidad.
Contenido de nuestro artículo
1 • Llegando a Topes de Collantes en taxi |
2 • En el parque, visitando el museo del café |
3 • Sector El Cubano y salto Javirá |
4 • Fin de la aventura y vuelta a Trinidad |
Lo primero que tenemos que decirte, es que el parque tiene muchos sectores y por ende, actividades y senderos en cada uno de esos sectores. Nosotros por tiempo y para no intentar abarcarlo todo, porque como bien se sabe, quien mucho abarca poco aprieta, focalizamos en el sector principal del parque, y en el más cercano a Trinidad, la zona del parque El Cubano.
Llegando a Topes de Collantes en taxi
Fuimos en taxi, se podía hacer también por agencia, aunque en taxi es mejor. Pactás primero el precio (si sos especialista en regatear, que no es nuestro caso, es tu momento de brillar jaja), luego te llevan, esperan el tiempo necesario y te traen de vuelta a Trinidad.
La travesía arrancó no de muy buena manera, ya que entrando al parque, justo metros antes de llegar al mirador desde el cual se tienen unas vistas espectaculares de todo Trinidad y el mar, se quedó el taxi.
Tengan en cuenta que en Cuba tomar un auto viejo suele ser más barato que uno nuevo (nuevos es de unos 20 años de antigüedad, claro), pero esto hace más probable tener estos incidentes.
Un incidente parecido nos tocó con el taxi que nos llevó hacia Cayo Coco, aunque en esa ocasión estuvimos un poco mas de tiempo esperando que pudieran arreglar el auto.
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La grúa no es algo que exista en Cuba así que los taxistas son todos grandes mecánicos al mejor estilo Mc Gyver. El conductor se quedó tratando de arreglarlo y nosotros entonces nos bajamos y fuimos caminando esos 300 metros que nos faltaban hasta el mirador.
Por suerte al rato apareció el taxi, logró que nuevamente anduviese y parecía aguantar el resto del viaje. Superado el percance, seguimos camino subiendo hacia la zona principal del parque.
A medida que el auto asciende, es notable cómo cambia el ecosistema y el clima. La humedad crece y el fresco se hace sentir, presagiando el inminente arribo al parque.
Al llegar al final de ese ascenso, comenzamos observando lo que es el centro de visitantes. Allí puede obtenerse información detallada, fotografías, y mapas de los sectores del parque.
En el parque, visitando el museo del café
Justo a su salida, un enorme reloj solar describe cuestiones complejas que tampoco pudimos ver funcionando porque nos tocó un día nublado en ese momento. Otro edificio que se puede ver allí, es el antiguamente Sanatorio Antituberculoso hoy convertido en el lujoso hospedaje de terapias de rehabilitación Kurhotel.
Otro sector que queríamos visitar era la Casa Museo del Café, donde se puede degustar una taza de la característica bebida cubana. Antes de llegar allí, había un muy pequeño sendero de pocos metros, que Sofi insistió caminarlo ya que quería ir viendo las distintas plantas de café que había en el.
Lo hicimos y Sofi se divirtió mucho mirando las variedades y escuchando nuestras improvisadas explicaciones (ni que fuésemos especialistas en café jaja)
La Casa de Café en sí no nos gustó, ya que entramos y no nos atendieron, y encima vimos que el precio era muy elevado. Como pasó un buen rato y no hicieron siquiera ademán de atendernos, optamos por levantarnos y salir a tomar algunas fotos del exterior.
Allí afuera habían viejas herramientas que se usaban para el molido y secado de los granos. Sofi se divirtió jugando en algunas de ellas.
Lo último que hicimos en esta zona principal del parque, fue conocer el comienzo del sendero al salto del Caburni, que es el más conocido de los que tiene el parque. El sendero en sí es una larga y dura caminata en desnivel por más de una hora hasta llegar a un espectacular salto de agua.
Pero como para ver el sendero había que hacer unas 10 cuadras por una zona que parecía un complejo de casitas para hospedaje, no tenía sentido caminar para no ver nada, así que dimos media vuelta y volvimos al taxi que nos esperaba. Emprendimos, ahora sí, el camino hacia la zona de El Cubano.
Sector El Cubano y salto Javirá
Arribados al sector El Cubano, almorzamos en el único lugar para comer que hay, en su restaurante, que por cierto es bastante caro y lleno de contingentes de turistas.
El sendero al salto Javirá, comienzo con un puente colgante que está detrás del restaurante. La caminata dura una hora y media aproximadamente y se vuelve por el mismo camino, por lo que hay que sumar otra hora y media más.
El camino cuenta con algunos desniveles, zonas de mucha roca, algún que otro momento de pequeña cornisa, cruzar arroyos parándose sobre rocas y agarrándose de cables, zonas donde hay colonias de avispas en la pared rocosa de la montaña, pero es una aventura que bien vale la pena caminar. Sofi fue disfrutando de ir viendo las plantas, los arroyos.
Cuando llegamos al salto, nos encontramos con una persona que cuida allí y te pide la entrada, que según nos dijo, se paga en el restaurante. Como nadie nos había informado nada al respecto, fuimos sin pagar la entrada, y por suerte la persona entendió que no lo habíamos hecho de mala fe.
Pero creo que se compadeció porque estábamos con Sofía ya que nos dijo: “no, están con una niña, no los voy a hacer volver a comprar la entrada”. Claramente en otros casos, te manda de regreso a comprarla, así que no olviden obtenerla en el comienzo del sendero.
Finalmente, pudimos acceder a la zona del salto y su enorme pozo de agua, que en su parte más profunda tiene 9 mts. hacia abajo. El agua es más bien fría pero el lugar es increíble, bien vale la pena meterse y disfrutarlo.
Estuvimos alrededor de una hora chapoteando y luego fuimos a ver el salto de agua bien de cerca desde un pequeño mirador que hay allí. Cuando volvimos, ya no quedaba ninguna persona en el agua ni en zonas cercanas, por lo que emprendimos el retorno a paso firme.
Fin de la aventura y vuelta a Trinidad
Llegamos a la zona del restaurante y ya eran casi las 6 de la tarde. No quedaba nadie, ¡pero nadie, eh! Solo nuestro amigo taxista que estaba esperándonos, para finalmente devolvernos a Trinidad y dar un poco de descanso a nuestro cuerpo.
Cabe mencionar que en el parque hay varios senderos más, cada uno con su dificultad y cosas para ver. Para mencionar alguno, les podemos decir que existen los senderos de Vegas Grandes, el Batato y el del Nicho (el más alejado en el parque, si se va desde Trinidad).
Sin dudas que el Parque Nacional Topes de Collantes es un destino que vale la pena conocer, ya que Cuba tiene historia, playas, pero también ¡¡mucha naturaleza para descubrir!!
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